jueves, 23 de agosto de 2012

Capítulo 5- Muralla navideña

Navidad. Me levanté, me vestí (vaqueros y sudadera) y fui corriendo descalza al la habitación de mi padre y le tiré su regalo a la cabeza (respeto infinito). Esa tarde empezaríamos a construir la muralla. Pero la navidad no nos la quitaba ni dios. Mi padre me dio su regalo. Era un colgante que había pertenecido a mi madre.
-ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAA.
-Tranquilízate hija- dijo mi padre. Lo cierto es que el colgante era precioso. Era el símbolo de la bandera de las islas de Nudertia ( un globo ocular que tiene como pupila las islas). Era de plata. Me lo puse mientras mi padre abría su regalo (un reloj) yo me despedí y fui a calzarme. Cogí unos cuantos paquetes, me los metí en los bolsillos y fui a casa de Atsar. Abrió la puerta su madre y me dio dos besos (muy majosa, ella) yo le di un regalo (siempre lo hago) y ella me dio uno a mi. Atsar bajó en pijama y subió las escaleras para cambiarse (siempre se le olvida que por navidad aparezco pronto en su casa) mientras su madre me daba las gracias por los pendientes. Yo en lo que el niño de ideas de bombero (Atsar) se cambiaba abrí el regalo de su madre. Era un lazo para el pelo que me pondría en la próxima fiesta... si había próxima fiesta. Cada vez que lo pensaba me ponía nerviosa. Pero llegó Atsar, me pegó una colleja (su saludo navideño favorito) y salimos a la calle. Le cogí del codo y le arrastré con la niña que hizo de mi y su hermana. Les di a las dos unas pulseras y ellas me abrazaron. Ellas me dieron un jersey calentito que me puse encima de la sudadera. Sonreí y me fui dejando a Atsar con las otras dos. Él vio que me iba y me gritó. Me alcanzó y me tiró a la nieve. Yo le di una patada en la pierna y  le tiré. Pero encima mía. Soy estúpida. Le aparté y le di un golpe contra un árbol.
-AU. Burra.
-¿Burra yo?
-Sí.
-Ah, vale.¿Vamos a por Lía?
-Vamos.
Fuimos hasta el bosque y Lía me tiró al suelo de un abrazo (saludo navideño). Le di su regalo, un sombrero de lana para que no se helase el cuerno. Ella me dio un sombrero de paja para ir a la playa en verano. Estuvimos andando un rato hasta donde iban a hacer la muralla. Vimos gente despejando la nieve. Volvimos al bosque y nos sentamos. Yo me subí a un árbol y los otros dos se quedaron abajo. Empezamos a hablar sobre la guerra:
-¿Vosotros vais a ayudar?-dije yo.
-Lo haría. Pero no nos dejaran-dijo Atsar
-¿Por qué lo dices?
-Porque son mayores. Piensan que lo haremos mal.
-Cierto-dijo Lía-. Y lo peor es que necesitan ayuda. Somos pocos.
-Y tanto... Y los de las otras islas no pueden venir a ayudar porque todas las costas están congeladas- dije yo.
-Ayudaremos aunque no quieran.
-Poh seh. ¿Lía te acompañamos a casa?
-No hace falta, Ali, voy yo sola.
-Vaaaale- dije sacándole la lengua.
Cogí a Atsar de los pelos y le arrastré lejos. Él iba helándose de frío por el suelo. Me dio en la mano hasta que le solté y le dejé andar. Me tiró al suelo, yo a él y así hasta que llegamos al pueblo. Le invité a quedarse a comer en mi habitación conmigo y aceptó. Comimos pollo. Se lo tiré a la cabeza. Mi habitación acabó llena de pollo. Lo limpié y cogí mi libreta. Empezamos a dibujar juntos. Me encantaba. Dibujamos a Lía.
-Ali...
-¿Mhm?
-¿Vamos a la muralla?
-Vamos.
Antes recogimos a todos los jóvenes del pueblo y fuimos hacia la muralla.
-¡Largo! -dijo el profesor de tiro con arco, Tarciro.

1 comentario:

Va, comenta, que me alegras el día!