sábado, 25 de agosto de 2012

Capítulo 8- Bolas de nieve

Me levanté sobre las seis, muy muerta. Lía también se levantó así. Desayunamos donuts de mermelada (Lía los amaba) entre otras cosas. Vease: zumo, leche, galletas y tostadas con nocilla. Me encantaban (corazoncito corazoncito). Tocaba acabar la muralla porque las rocas ya estaban recogidas. Iba a ser un día duro. Pero como era solo apilar rocas poniendo cemento iba a ir todo el mundo. No nos llevaría una semana, con dos días bastaba. Salimos a las ocho (cuando llegó la gente para recogernos). Atsar me saludó con una sacudida de cabeza (sacudida de cabeza mía, no suya. Me cogió la cabeza con la mano y la agitó). Se la devolví y fuimos yendo todos. Íbamos bastante rápido. Al llegar, sin preguntar empezamos a cimentar. Y así todo el día. Y para que no quede soso, reconozco que Atsar y yo nos poníamos rojos cada vez que nos mirábamos, prácticamente (¿Sois felices así?). Una vez nos rozamos las manos al ir a coger cemento y casi nos morimos. Bueno, yo casi me muero porque me giré al hacerlo y no se si él también se puso rojo. Pero digo yo que sí. Bueno, fue un día sosillo. Y el día siguiente también. Hasta mediodía, que acabamos la muralla y empezamos las puertas y a reforzar. Hicimos parejas. Me tocó con Atsar (lo habéis adivinado) y empezamos. Completamente rojos y sin hablar. Además nevaba y las ganas que teníamos de lanzarnos una bola de nieve. Estuvimos toda la tarde cortando madera para los refuerzos y esas cosas. Cuando se hicieron las diez de la noche y nos íbamos no pude resistir más y le tiré una bola de nieve a la cara. Le di en la nariz. ¡Viva mi puntería! En ese momento se desató una gran guerra de bolas de nieve. Acabé rodando estilo croqueta. Además cubierta de nieve. Y eso, a oscuras, lo que hacía que molase más. Me di cada golpe contra los árboles... Igual que todos, bueno. Acabé escondida detrás de Atsar estampándole bolas de nieve en la cabeza. Hay que ver el poder de una pequeña guerrilla.
Esa noche se quedó Lía a dormir en mi casa. Íbamos andando por el pasillo y nos chocamos con mi padre. Llevaba un libro.
-¿Que leía, señor?-preguntó Lía en uno de sus arrebatos de finura principesca de cuando tenía a alguien importante delante.
-Un libro sobre las criaturas oscuras a las que nos hemos enfrentado en años pasados. Entre ellos los llamados ángeles oscuros, que son unas criaturas oscuras y horribles. En realidad no son ángeles pero son unas criaturas horribles lideradas por Alexia.
-Ojalá no les haya reclutado...
-Eso esperamos todos. Bueno me acuesto ya. Intentad no acostaros muy tarde.
-Íbamos a acostarnos ya. Buenas noches papá.
-Buenas noches chicas.
Lía y yo llegamos a mi cuarto muertas. A las cinco nos levantamos y todo eso. Salimos a dar un paseo por el bosque y nos encontramos un bicornio y un wicornio. Un bicornio es un caballo de dos cuernos. Y un wicornio es un unicornio pero que tiene una mancha de nacimiento en la que pone wi envuelto en un corazón. Ninguno habla, están muy subdesarrollados comparados con los unicornios. Estuvimos un rato observándolos y luego se fueron. En ese momento pasamos, son muy violentos. Llegamos a la muralla. Puertas echas, faltaban refuerzos. Tocaba trabajar duro. Estaba Atsar con unos cuantos más por ahí. Le miré. Estaba tan mono con el pelo revuelto... Ya no sabía ni lo que pensaba. Tanta guerra me afectaba. Vale, me gustaba pero... ¿lo suficiente como para salir con él?
Empezamos a trabajar y así todo el día. Luego Atsar me acompañó a casa. Pasamos por una zona con hielo. Pasamos por encima y resbalé. Me caí encima suya.
-Me gustas...- dije yo. Sin pensar. Y él me besó.

4 comentarios:

  1. Un poco más largo. O el siguiente, o el siguiente tras el siguiente tendreis que leer hasta que os sangren los ojos :3

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    1. PD: Lo del bicornio se lo dedico a mi amiga dibujante Andreita *-*

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  2. ¡Bien! Largo :D Me encanta *_____* Atsar es amor :`3

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Va, comenta, que me alegras el día!