viernes, 14 de septiembre de 2012

Capítulo 11- Guerra

Lo que era la guerra ya había empezado. Habían conseguido abrir una puerta, la nuestra y estábamos luchando. Me pregunto cuantas veces acabé dando volteretas por el suelo para que no me matasen. En una ocasión bastante impresionante me eché atrás, puse la mano en el suelo, le arranqué la espada de la mano con el pie, di una voltereta y... No me lo creo ni yo. Pero volteretas hice muchas. Y, sinceramente, eso era una gran lluvia de sangre. Allí estábamos los más jóvenes, y aunque estábamos heridos, no mataron a ninguno. Atsar y yo prácticamente no nos separábamos mientras intentábamos llegar a las puertas. Intentaba no separarme más de dos metros de él. Era difícil, sobretodo por la cantidad de espadas que había por allí. En más de un momento me separé mucho de él y tuvimos que correr.

Las puertas las habían abierto con los poderes de fuego. Abierto es igual a quemado. No habíamos tenido tiempo para reaccionar. En unos segundos estaban desintegradas, porque estaban hechas de madera. Pero para algo estaban los refuerzos en los que tanto habíamos trabajado. A espadazo limpio (volteretas incluidas) llegamos a las puertas. Fuimos a los extremos de las puertas y extendimos una mano. Como una ola, el agua salió e nuestras manos y barrió todo. Los enemigos de esa parte se ahogaron. Dentro de los muros había unas finas puertas madera. Atsar y yo volvimos a la guerra sonriendo. A los enemigos esa zona les destruimos, resumiendo. Apartamos los cadávares a patadas.
Extendí una mano y le puse un chorro de agua a Atsar bajo los pies. Subió varios metros y yo le grité:
-¿Que tal les va en las otras puertas?
-¡Bájame!
Le bajé.
-¿Y bien...?
-Pues... No les va muy bien. Luchan duro, pero les cuesta. Además en esta puerta somos todos jóvenes. No hemos tardado nada en recuperar la zona y...
-!Shhh¡ Vienen sus refuerzos...-dije yo, que me había subido a un árbol mientras hablaba. Incluido estaba el dragón de alas plateadas. Daba mucho más miedo en persona. Era una dragona, pero la gente se había acostumbrado a llamarle así. Aun así era más difícil. Aún no habían traido manos blancas ni ángeles oscuros. Querían agotarnos. Empezaron a agitar las puertas. Rompieron la madera y de dentro salieron un montón de piedas que cayeron sobre el ejército enemigo. Algunos quedaron inconscientes. Otros no, y tuvimos que luchar. Atsar y yo fuimos a atacacar al dragón. En un momento el dragón le dio con la pata (¿Zarpa?) a Atsar.
-¡Noo!-grité asustada.
Atsar se desplomó en el suelo.

2 comentarios:

  1. ¡TE ODIO MUCHO,QUE LO SEPAS! PERO MUCHO MUCHO MUCHO MUCHO... TE VOY A PEGAR CON EL PALO. TE DIJE QUE A ATSAR NO,¿AHORA QUÉ HAGO? COMO NO LO SALVES TE ENTERAS,EH.
    Hoy no te digo ni un beso ni nada,mala persona.

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    1. Has puesto un beso. Me vale. Me odias? D: Que mala. A que le hago gay por el novio de Lía? Solo por eso le dejo sufriendo varios caps

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Va, comenta, que me alegras el día!