sábado, 18 de agosto de 2012

Capítulo 3- Enferma

Estaba enferma. ODIO estar enferma. Me hace sentir una inútil. Tengo que estar tumbada en la cama todo el día varios días. Encima de gripe, porque los resfriados los puedo disimular porque no me dan fiebre, pero la gripe no la puedo disimular. Me dolía la cabeza y tenía fiebre. Y no paraba de usar pañuelos. Había dicho claramente que si alguien venía a mi habitación para algo que no fuese traer la comida sufriría las consecuencias. Consecuencias: almohada en la cabeza. Estaba armada con un montón de almohadas a mi alrededor. Ellos creían que iba en broma y entraban. Y el almohadanazo que se llevaban era seguro. No volvían a entrar. Al menos, estar mala esa vez tenía algo bueno. Y esa cosa era no ver a Atsar. Seguía queriéndole muchísimo pero después de lo que escuché ya no sabía si era como amigo o como que. Mi cabeza era una marraña confusa. Al final me dormí. Cuando me desperté tenía la cara de Lía a pocos centímetros de mi cara. No pegué un grito (estoy acostumbrada). Le soplé en un ojo. Y ella dijo:
-Creo que está despierta- y se lo dijo a Atsar. Casi me muero cuando le vi ahí. Él se dio cuenta y me dijo con una sonrisa guasona:
-¿Qué pasa? ¿Pensabas que no venía o que?
-Que. Pero pensaba que vendrías más tarde.
-¿Como sabes la hora?
Di una vuelta con el dedo. Se giró y vio el reloj que tenía encima de la puerta.
-¿Y como habéis conseguido pasar?
-Solo nos hemos encontrado a mis tías- dijo Atsar.
-Y te han dicho que has crecido mucho?
-Increiblemente, sí. Y les vi ayer.
-¡Buajajajajajajachis!
-Ejejejejejejej me encanta verte enferma e indefensa- dijo Atsar. Se acercó y una colleja me dio (rima y todo).
-En cuanto me cure te voy a matar.
-Intenta curarte para navidad- dijo Lía.
-Quedan nueve días...
-Traigo la comida de la princesa- dijo Dery, una de las cocineras, entrando sin llamar-. Iros y dejadle descansar.
-Vaaale- dijeron Atsar y Lía- volvemos mañana.
-Ni se os ocurra- dije yo.
Y, sonriendo, se fueron. Volverían al día siguiente como que me llamo Aliara. Después de comer me fui a bañar. Amo darme baños largos pero entre las mañanas con Atsar y Lía, las tardes con las clases, las tardes-noches leyendo o escuchando música, estudiando magia(eso lo hago yo solita) o estudiando un papel (lo entenderéis pronto) no tengo tiempo. Ahora me explico: la gente tiene un poder sobre algo. Atsar y yo, sobre el agua. Por eso me encanta bañarme. Muevo el agua. Y el hielo. Y el vapor de agua lo hago agua para beber. Bueno, miento: lo hago hielo y lo derrito para que está frío. Pero vamos, resumiendo, amo bañarme. Y en Sólfria nadie usa mucho sus poderes. A no ser que haya una guerra...

Llené la bañera y me metí. Con mucho jabón. Gasto medio bote cada vez que me baño. Y pensé. Pensé sobre Atsar, lo que le había dicho a Luara y lo que pensaba yo sobre él. ¿Me gustaba? No lo se... Pero no tenía que decidirlo. En ese momento no. Igual algún día sí, pero en ese momento no y por eso decidí seguir igual. Y salí. No podía relajarme.

5 días después, curada. Tengo una salud de hierro. Y tenía que ir a ver a los de la obra de navidad. Era del instituto. Yo no iba al instituto pero me llevaba bien con todos. Fui a ver si necesitaban ayuda. De camino, me encontré con un montón de gente, que me saludaba, y yo, quedando genial, preguntaba por sus hijos y sus nietos. Y así hasta que llegué. Me dijeron que les faltaba una actriz. Y decidí participar. La obra era sobre la muerte de mi madre. Y me tocaba hacer de mi madre. Fue por un antiguo enemigo, al que mi padre se enfrentó de joven. Le venció pero el enemigo huyó. Y un enero, el día veinte, cuando yo tenía tres años volvió a aparecer. Era de noche y se coló en el castillo atravesándolo corriendo, sin dar tiempo a que diesen la alarma. Se coló en la habitación de mis padres, y, sin más, le clavó un puñal en el pecho a mi madre. Mi padre no se dio cuenta. Después, Frolmo, que así se llamaba el enemigo huyó por el pasillo. Llegó a mi habitación y abrió la puerta, que golpeó contra la pared. Yo me desperté, le miré a los ojos y di el mayor chillido que una niña de tres años puede dar. Y esa fue la alarma. Pero el escapó. Solo quería hacerle daño a mi padre. Y lo consiguió. A mi padre y a todo el reino. Mi madre era admirada por todos. Y con razón. Pero bueno, me he enrollado hablando de mi vida. Accedí a hacer el papel(total, no tenía diálogo) y en nochebuena estaba todo listo. De mi hacía la hermana pequeña de una de las chicas. Nos dejó sordos a todos con un chillido. De mi padre hacía un chico de por ahí y de Frolmo una chica. Se taparía con una capa entera y punto. La obra empezaba ya...

1 comentario:

Va, comenta, que me alegras el día!