viernes, 24 de agosto de 2012

Capítulo 6- Nieve, nieve y nieve

-¿Como?- dijimos todos haciéndonos los sorprendidos ( se veía venir) y nos apoyamos en las palas. Eso iba a ser divertido.
-Sois pequeños y os podéis hacer daño...
-Más daño os podéis hacer vosotros, que sois mayores y tenéis la espala mal y esas cosas- dije yo. Al zurullo la compostura, yo quería participar y ayudar. Me miraron mal. Yo fui hacia un montón de nieve especialmente grande con un par de personas más. Y empezamos. Los mayores nos miraban mal todo el rato. Nosotros teníamos cara de me la suda. Los más pequeños apartaban la nieve en carretillas. Estuvimos trabajando TODA la tarde. Los mayores se fueron a un bar, los ''pequeños'' a nuestras casas. Atsar me acompañó. Me tiró al suelo y tropezó. Y cayó encima mía. Y sus labios cayeron sobre los míos. Estuvimos así unos veinte segundos. Después le aparté, roja. Él también estaría rojo, aunque no le miré. Le llamé torpe. Llegamos al pueblo y me fui hacia casa sola. Dios, que roja estaba. Llegué y colgué el dibujo. Metí la cabeza en el lavabo. Estuve limpiando la grasa de pollo de mis paredes hasta las doce, cuando fui a bañarme. Íbamos a empezar a trabajar a las cuatro de la mañana. Prefería no dormir.

Todos los jóvenes del teatro teníamos un cacharro que servía para escribirnos. Recibí un mensaje común (para todos) de un loco de por ahí, Lusdef:
-¡GENTEEEEEEEE! ¿Alguien piensa dormir?
-No.
-Nop.
-Nah.
-¡Seh! No me lo creo ni yo- puse yo.
-Hombre, la princesa Ali. Que honor...-puso otro.
-¡Muere, Jader!
-Ha sonado a otra cosa...- dijo Atsar, así de pum.
-¡Hey! He resucitado el cacharro- me dijo Luara privadamente.
Y estuvimos hablando hasta las dos, que salí del baño y me sequé el pelo al viento. Me hice una coleta, me vestí y eran las tres. Me comí una tostada y pasaron a por mi. Dejé una nota y bajé corriendo. Atsar me apuntó la linterna a los pies para asegurarse de que llevaba zapatos. Colleja se ganó. Fuimos sin hacer casi ruido hasta uno de los lugares señalizados. Entre todos hicimos la zona en nah. Hicimos ocho zonas medianas en dos horas. A esa hora llegaron los adultos y empezaron a gritarnos que que hacíamos. Pasamos de su cara y seguimos trabajando. Acabamos la zona y fuimos a por la novena. Y otra vez, todo el día. Los mayores nos trajeron galletas a mediodía. Nos las comimos en un plis-plas con una sonrisa en la cara. Les dimos las gracias y volvimos al trabajo hasta las ocho de la noche. Volvimos todos juntos un trozo, luego me quedé yo con Atsar y estuvimos hablando del momento en el que Gufdana mientras cavava le tiró la nieve a Jader. Se lo agradecí con una reverencia. El resto me imitaron. Jader se puso rojo de rabia. Así estuvimos hasta llegar a casa de Atsar, cuando le obligué a entrar (quería acompañarme) al llegar me metí treinta segundos mal contados bajo la ducha (para quitarme la nieve). Eran las nueve y dormí seis horas, hasta las tres. La nieve estaba despejada y tocaba ir a las montañas a por rocas. Iba a ser un día duro. Más de lo que esperaba.

3 comentarios:

Va, comenta, que me alegras el día!