Capítulo 7-Dudas

Estaba ya en las montañas para sacar las rocas. Había ido Lía, que se desenvolvía bien. Pico pico pico y a la carretilla, estábamos cantando todos. Y un solo de triángulo de Fruquete (¿De donde lo había sacado?). Fruquete estaba haciendo la comida y tenía el triángulo ahí puesto. Nadie lo entendía muy bien... Pero era divertido. Atsar y yo nos alejamos para comer mientras el resto comía por ahí.  La gente había estado en la cima y Atsar me advirtió que tuviese cuidado por si se caía alguna roca. Me senté en una piedra que había por ahí y Atsar se sentó enfrente mía. Se oyó un ruido. Una roca iba a caer... ¡sobre mi! Atsar me cogió del brazo y me tiró hacia delante. Caí sobre él y acabamos los dos en el suelo, él encima de mi. Lo que me dijo al oido me dejó de piedra:
-Me gustas- me dejó muerta. No sabía que decirle. Acababa de salvarme la vida y le gustaba a una de mis mejores amigas. Y estábamos en guerra. Se levantó y me ayudó a levantarme. Le miré.
-¿Y bien?
-Ahora mismo... No lo se. Estamos en guerra. No se que pensar, y le gustas a Luara y...- dije yo a toda prisa. Me  puso un dedo en los labios.
-No pasa nada. Solo quería probar. Como tú has dicho, estamos en guerra. Quería saberlo... Estamos en guerra y no tenía nada que perder- me dio la vuelta y me llevó con los otros. No me dejó responderle. Aunque no hubiese sabido que decir... Estaba tan impresionada... Lo sabía pero no pensaba que me lo fuese a decir así de pronto. Llegamos y empecé a picar. Después me puse (siempre con Lía) a hacer que las rocas fuesen cuadradas. Las llevamos a la muralla a media tarde y estuvimos el resto del día cimentándolas. Hicimos mucha muralla. Como la mitad de un cuarto, que teniendo en cuenta su extensión era muchísimo. En una semana habríamos acabado. Después era solamente reforzar, que sería otra semana. Y el resto del tiempo prácticas de lucha y cosas así. Sería difícil. Y más para mi, que  me ponía roja cada vez que veía a Atsar. Me juré que si salíamos vivos de esta le daría una respuesta.

Me quedé a dormir en casa de Lía, en los bosques. No merecía la pena ir hasta casa, al día siguiente debía volver.
Además me libraba de volver con Atsar...