jueves, 27 de septiembre de 2012

Capítulo 15- Decepción

Estaba oculta tras unos setos. Habíamos hecho un plan, bastante bueno, a decir verdad. Cuando uno de los ángeles pasó por delante mía yo le pegué con una rama y se desmalló. Apartamos el cuerpo entre dos y fuimos a saltar la puerta. Al saltarla vimos que había aparatos de alarmas. Fuimos esquivándolos, pero Nacnac tropezó y activó uno. Le cogí del brazo y le escondí tras el seto. El resto se escondieron tambien. Salieron unos ángeles oscuros, que miraron por encima y pensaron que era un conejo o algo así. Entraron y nosotros salimos del seto. Le pegué una colleja a Nacnac y el puso cara de uy. Con cuidado entramos a esa fortaleza y buscamos. Paso a paso, poco a poco, entramos en todas las habitaciones, que eran pocas y esquivamos las trampas que había por todas partes. En un momento, Nacnac tropezó y tiró encima de una trampa a Luara, que se hirió la pierna. La trampa era un complicado sistema de espinas. Tuvimos que parar, a nuestro pesar, a quitarle las espinas. Les llenamos la alfombra de sangre. Todo lo rápido que pudimos, buscamos por todo el edificio. Llegamos a la cocina, donde había dos mujeres hablando.
-¿Y dónde dices que está el señor?
-Montó en un dragón y se fue hacia la guerra, con casi todos los ángeles oscuros.
En ese momento todos nos derrumbamos. Salimos y respiramos aire fresco. En el bosque, cuando estábamos suficientemente lejos para que no nos oyesen, grité por segunda vez a Nacnac:
-¿TÚ ESTÁS LOCO? ¡Nos traes aquí, hieres a Luara y encima no hay nadie!- me giré, malhumorada. Empecé a andar muy deprisa por encima del resto. Escuché patas muy rápidas. Me era imposible superar a Lía, que era la que me seguía así que me paré.
-¿Sí?
-Tranquilizate. Para. No te enfades. ¡Y NO GRITES A ESA COSA TAN TÍMIDA Y ADORABLE!- dijo Lía. Me reí.
-Y torpe-dije mirándole mal.
-Vale, es torpe, pero solo intenta vengar a su maestra. Tú también intentas vengarte.
-¿Insinuas que tengo motivos ocultos?
-Afirmo.
-No me quiero vengar.
-Ya, ya... ¡VAMOS!
En ese momento nos alcanzó Atsar y nos callamos. Me abrazó el cuello, y empezamos a andar de esa manera tan incómoda. Nos alcanzaron Luara y Nacnac y dije:
-Lo siento Nacnac. Estaba enfadada y...
-Culpa mía.
-Pero...
-¡CULPA MÍA!
-¿Vale?
-Vale.
Y nos fuimos. Era tarde. Mucho. Decidimos dormir un par de horas, subidos a un árbol para que si pasaba alguien no nos pisasen o atrapasen y para que el sol nos diese en la cara nada más amanecer. 

2 comentarios:

  1. CORTO MUUUUY CORTOOOOO ¡Cómo no subas este finde te enteras! e.e Jope,no ha salido Atsar :( A mí me gusta que salga *indirecta*
    JAJAJA

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